Made in Medina (Rachid Taha, 2000)
Después de un ejercicio de corte más tradicionalista, Taha vuelve a refocilarse en el rock de su juventud y lo fusiona con sus raíces para dar con un disco de rock arábigo en toda regla. Para ello apela a Led Zeppelin y al veneno de los riffs en bucle, además de a esa rítmica obsesiva levantamuertos que lo ha hecho famoso.

Y no es que el disco no tenga defectos, lo que pasa es que no me queda claro si estos son tal o entra en juego nuestra estrechez de miras occidental. Las canciones siguen siendo repetitivas y largas como ríos y eso puede llegar a cansar. Problema nuestro, seguro. Si lo superamos lo veremos meridiano. Rachid Taha sigue volando a gran altura.
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